Abocado a escribir en mi desaliñado muro mis manos se tornan moradas de frío por el gélido e implacable viento costero, sin embargo persevero en la tarea por las palabras de aliento de la gente que pasa. Jóvenes y adultos, sonríen, leen, me hablan de sus vidas, preguntan, sacan fotos, anotan, me felicitan y animan a continuar. Les escucho y agradezco mientras froto de prisa mis manos para generar calor y continuar con la satisfacción de saber que las dibujadas palabras hacen sentido en sus vidas.
Autor: Nato
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Fani
Esta fachada es un libro en si misma.